El valor de lo antiguo: cómo tasar de muebles vintage hasta obras de arte

Puede que sea porque simplemente le gusten o le atraigan, porque aprecie realmente su valor, porque su estética vintage es casi un valor seguro en el mundo de la decoración o porque sea un auténtico apasionado o apasionada de las antigüedades… Sea lo que sea, una cosa es segura: algunas obras o algunos muebles viejos pueden llegar a valer mucho dinero. Sin embargo, saber cómo tasarlos es posible que se convierta en una experiencia que en ocasiones lleve a engaño, sobre todo si el conocimiento que tenemos es limitado. 

Principalmente porque los factores que intervienen en la determinación del valor de las antigüedades no son pocos. Y esta es una de las razones que hace que muchas personas cometen errores que pueden resultar caros. Podrías guardar durante años esa vieja mecedora o aquel cuadro que heredaste de tu familia, pensando que vale una fortuna, cuando en realidad su valor es más bien escaso. O aún peor, mucho peor: tirar algo que creas viejo y desgastado, pero que en realidad sería tan valioso que bien podría costear una segunda vivienda en el pueblo. 

Eso sí, antes de que te pongas a revisar tu casa de arriba a abajo, conviene tener en cuenta que los muebles antiguos más caros son raros. Casi, diríamos, la excepción. En cualquier caso, ya sea por curiosidad o porque esté buscando una tasación para uno de sus enseres, es necesario atender a una serie de aspectos. 

Examinar el mueble o la obra

El primer paso es sencillo: es necesario hacer una larga valoración del mueble o la obra en cuestión. Por ejemplo, pongámonos en el supuesto de que queremos intentar tasar un sofá vitoriano. Tendremos que saber la composición del mismo: el tipo de madera, si hay mármol o no, etc. En definitiva: enumerar todos sus materiales. Más o menos, lo mismo ocurriría con una obra de arte: el tipo de marco, el tipo de pintura, etc. 

También hará falta anotar cualquier daño que tenga, ya sea grietas, rasguños, abolladuras, rayones, etc. Cualquier mínimo detalle puede suponer varios euros arriba o abajo. Pero eso no es todo, otra práctica importante es buscar en la pieza alguna etiqueta o marca del fabricante; en definitiva, cualquier pista para saber su lugar de procedencia o algo sobre su historia, en caso de desconocerla. Por otro lado, conviene apuntar si se hubieran hecho reparaciones previas de la pieza original. Desde un tornillo nuevo, un tapizado, etc. 

Como vemos, cuanta más información se tenga sobre la procedencia del objeto que queremos tasar, será mucho más fácil acertar en su tasación. 

Importante: ¡No tocar!

Puede parecer tentador querer arreglar algún pequeño desperfecto del mueble o la obra antes de acudir al proceso de tasación. Pero, ojo: ¡No tocar! Hasta saber a qué nos enfrentamos, cualquier modificación podría incluso reducir el valor de la pieza. 

Si bien es cierto que hay ocasiones en que una reparación resulta óptima para, por ejemplo, poner una obra a subasta, en otras ocasiones, como decimos, no merece la pena. 

Los tipos de valores

Otro punto que debemos conocer es que los precios deben adaptarse a cualquier tipo de escenario. En este sentido, hablaríamos, por ejemplo, del valor de venta que es, sencillamente, lo que un comprador estaría dispuesto a pagarle a un distribuidor. Suele ser el más alto y, por tanto, el más difícil de conseguir, cuando se busca revender. 

También existe el valor al por mayor, que es cuando se va a un distribuidor en busca del valor de los muebles antiguos sin comprar una tasación. Normalmente, el precio que darán será el valor al por mayor. Sería lo que estarían dispuestos a pagar por una pieza, que puede ser menor que el minorista.

Por último, el valor de subasta, que sería la cuantía que se cree que costaría un artículo en particular. Se suele dar una horquilla de precios y, generalmente, es menos que al por menor, pero más que al por mayor. Quizás, esta pueda ser una de las opciones para aquellos que estén buscando deshacerse de sus muebles rápidamente y obtener el dinero cuanto antes. Eso sí, puede ser un negocio arriesgado. 

Cómo convertirme en tasador

Como vemos, saber valorar y tasar de forma correcta una antigüedad no es sencillo y para ello se precisan unos conocimientos previos. ¿Cómo puedo convertirme entonces en un tasador? Una de las formas más sencillas y rápidas es estudiar sobre la materia. Precisamente, Mamanoalla cuenta con uno de los cursos homologados de Tasador de Obras de Arte y Antigüedades más reconocidos actualmente. Además, una de las cosas es que se puede realizar 100% online. Y eso no es todo: está acreditado por la Universidad Antonio de Nebrija con 4 créditos universitarios europeos (ECTS), siendo baremable en la bolsa de trabajo y en concurso-oposición de la Administración Pública.

Así, el curso se plantea, primero, como un complemento de los conocimientos teóricos adquiridos en la licenciatura de Historia del Arte, con especial hincapié en el aprendizaje de un método de catalogación, peritaje y tasación de antigüedades y obras de arte. 

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Es decir, los conocimientos adquiridos te permitirán distinguir los aspectos fundamentales de una antigüedad, además de establecer los principios básicos de actuación a la hora de valorar y tasar una antigüedad.

Qué hace un tasador de antigüedades

Eso sí, hay que tener conciencia sobre lo qué hace realmente un tasador de antigüedades. Porque su labor no consiste solo en ofrecer información ligada con el precio de la obra. También tendrá que estudiar el objeto, determinar su origen, destacar las características que lo hacen especial y que, sobre todo, influyen en la determinación de su coste.

La venta de obras de arte y antigüedades se caracteriza por vender lotes destacados de objetos de gran valor que puedan considerarse vintage. Entre estos lotes pueden destacar objetos de madera, libros y todos tipos de objetos vintage con cientos de años. 

Como veníamos diciendo, las antigüedades y el arte son objetos de un valor enorme y se convierten en muchos casos en elementos de inversión correspondientes muchas veces al inmobiliario, por lo que estos están sujetos a un proceso de tasación que le pone el precio. Es decir: un perito o un tasador es un profesional independiente, que no solo conoce todas estas obras y materias, sino que además es un especialista en los mercados específicos de arte y antigüedades. 

Normalmente, este tipos de servicios se realizan en ciudades importantes como Barcelona o Marbella, aunque no son las únicas que pueden acogerse. Los eventos están acompañados de una página web en que las empresas pueden indicar los objetos destacados que van a vender, ya sean libros u objetos de madera del siglo XIX o anterior.