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El resurgir de Damajuana, mucho más que una botella de vino: ideal para decoración
Una de las múltiples ventajas de los productos o muebles vintage, restaurados o antiguos es que puede que algún día vuelvan a ponerse de moda. Y como bien sabemos, las reliquias, en la mayoría de ocasiones, cuantos más años tienen, más valoradas están. La pandemia no solo ha supuesto la llegada de nuevas costumbres o el cambio de ciertos hábitos, también ha significado el resurgir de otras actividades -como por ejemplo, la cerámica, que se ha convertido en tendencia entre los más jóvenes– u otros productos. Tal es el caso de la botella de vino Damajuana que en los últimos dos años está ‘viviendo una nueva juventud’.
Aunque en sentido etimológico no hay datos concisos, cuenta la leyenda o, al menos, coinciden los historiadores, en que la palabra proviene del francés: dame jeanne. Hoy en día, el diccionario de la Real Academia de Lengua Española, define a la palabra como un “recipiente de vidrio o barro cocido, de vientre voluminoso y redondeado y cuello corto, a veces protegido por un revestimiento que sirve para contener líquidos”. Sin embargo, la historia de esta popular botella va mucho más allá.
Todo se remonta al año 1347, cuando la Reina Juana I fue expulsada del reino de Nápoles. De camino a Provenza, su condado al que iba a refugiarse, se vio obligada a parar en Grasse, una localidad francesa de los Alpes, a causa de un fuerte temporal. Dio la casualidad de que acabó en el taller de un maestro vidriero, quien le enseñó los entresijos de la creación de las botellas de vidrio. Posiblemente para matar el tiempo.
Entonces, llegó el momento de pasar de la teoría a la práctica. El maestro trató de enseñarle cómo se fabricaban los frascos haciendo uno mismo frente a la Reina. Quien sabe si por nervios, inquietud o simplemente para sorprenderla, sopló tan fuerte, que acabó creando una botella de cristal de unos diez litros de capacidad. Mucho más grande que el tamaño medio. El resto de la historia es de sobra conocida: su creación no se quedó ahí, sino que acabó dando la vuelta al mundo bajo el nombre de ‘Damajuana’. En un principio, el maestro quiso llamarla ‘Reine-Jeanne’ (Reina Juana), pero ella misma le dijo que prefería ‘Dame Jeanne’ (Dama Juana). Por último, y sabiendo de su cualidad frágil, la acabó revistiendo de mimbre.
Más tarde, empezó a ser utilizada por pequeñas bodegas para almacenar el vino, así como otros líquidos. Para esta función, su tamaño era ideal, ya que otras botellas no podían utilizarse por evidentes limitaciones de espacio. Su uso no solo se extendió a países europeos como Italia, España o Grecia, entre otros, sino que también cruzó el charco hasta América del Norte y América del Sur.
El resurgir en 2021
Con el paso del tiempo su asentamiento fue tal que todavía hoy, más de 600 años después, es habitual ver damajuanas no ya sólo en bodegas o vinotecas, sino también en los hogares como simple elemento decorativo. Una presencia que ha resurgido, y de qué manera, tras la pandemia.
Y es que, tal y como cuentan desde Argentina, esta botella de vidrio ha vuelto al estrellato, viviendo una segunda juventud, después de aquella época dorada en la década de los 90, cuando el vino que se vendía se embotellaba en damajuanas. Los datos hablan por sí solos: las ventas llegaron a crecer hasta un 41,24%. Incluso, se llegaron a agotar dejando a las bodegas sin existencias para poder vender más.
Ideal para decorar
Quizás, parte de su éxito actual radica en que su uso no solo se basa en una mera botella de vino o recipiente para conservar cualquier líquido. Actualmente, las damajuanas son también un original elemento decorativo, al que se le puede sacar partido casi de infinitas formas. Casi tantas como nos de la imaginación. Aunque empezaron siendo un elemento más rústico, sobre todo para casas de campo o de montaña, su uso se ha extendido ahora a prácticamente cualquier hogar. Además, no dejará indiferente a nadie.
Por ejemplo, una de las formas más comunes de utilizar las damajuanas es como jarrón de flores. Al ser tan grande, es una opción ideal sobre todo para aquellas de tallo largo. Lo mejor es que como hay de varios tamaños, pueden servir para situarlas tanto en el suelo, como encima de una mesa del salón o una mesilla auxiliar en cualquier rincón.
En este sentido, la estética puede aportar una damajuana, decorada con o sin flores, como centro de mesa es también espectacular. Además, suele ser habitual utilizarlas en conjunto. Poniendo, por ejemplo, en un centro de mesa varias botellas superpuestas y jugando con los tamaños y con los colores, ya que se pueden encontrar transparentes, verdes, azules, etc.
Y, como decíamos, no solo en la mesa; otra de las posibilidades de las damajuanas es que son tan grandes que sirven como elemento decorativo para situar en el suelo, normalmente en una esquina, pegadas a la pared, junto a un sillón o silla que queramos resaltar en la estancia. Pueden ir en fila, superpuestas jugando con los tamaños…
Pero aún hay más oportunidades, sobre todo si unimos un cable, una bombilla, una damajuana… ¡y voilà! ¡Lámpara creada! Además, se tratará de una lámpara tremendamente original. Puede situarse tanto en una mesilla de noche como colgada del techo. El aspecto que dará a nuestro hogar será tan estético, como original.
Dónde comprarla: las damajuanas de Mamanoalla
Como no podía ser de otra manera, en Mamanoalla también contamos en nuestro catálogo con dos botellas tipo Damajuana, así como otros dos botellones de tamaño XL, que se pueden adquirir por solo entre 25 y 40 euros.
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